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Happy Ballantine’s (y IV)

Is it over when you’re sober?
Is it junk?

“A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión y eso es también una decisión”
Mariano Rajoy

psb

Finalizamos este pequeño recorrido por el amor en el pop con la canción que definitivamente convirtió San Valentín en St. Ballantine’s, que no es otra que “You only tell me you love me when you’re drunk” de los Pet Shop Boys, del disco Nightlife (1999).

Tal vez esta sea la canción más sórdida y deprimente de las que he escogido para el especial, porque a menudo los dramas más tremendos son los dramas banales y cotidianos, esas situaciones que conllevamos sin derramar una lágrima y sin querer pensar demasiado en ellas, ese letal y demoledor “tirar del carro”. Porque los silencios, las “cosas que nunca te dije”, “aguantar” cosas por amor (o por lo que sea)… está definitivamente sobrevalorado.

Las relaciones humanas (en el amor y en el resto de ámbitos) siempre serán desequilibradas, imperfectas y distan mucho de la imagen endulcorada e idealizada de la postal de turno de San Valentín. Pero una vez hemos asumido esto y aceptado un compromiso aceptable con la realidad, no es menos es cierto que amar, querer a alguien de verdad, es no conformarse, es actuar, decidir, hablar, pactar, negociar, hacerse valer y poner todas las cartas (y los testículos u ovarios) bien a la vista sobre la mesa.

Poco más que decir de la canción que inspiró el gran libro de relatos T’estimo si he begut de esa pésima tertuliana y colaboradora televisiva y buenísima escritora que es Empar Moliner.

What a performance tonight
Should I react or turn off the light?
Looks like you’re picking a fight
in a blurring of wrong and right
But how your mood changes
You’re a devil, now an angel
Suddenly subtle and solemn and silent as a monk
You only tell me you love me when you’re drunk

It’s better than nothing, I suppose
some doors have opened, others closed
but I couldn’t see you exposed
to the horrors behind some of those
Somebody said: listen
don’t you know what you’re missing?
You should be kissing him
instead of dissing him like a punk
But you only tell me you love me when you’re drunk
You only tell me you love me when you’re drunk

All of my friends keep asking me
Why, oh, why
do you not say goodbye?
If you don’t even try
you’ll be sunk
’cause you only tell me you love me when you’re drunk

What’s the meaning
when you speak with so much feeling?
Is it over when you’re sober?
Is it junk?
You only tell me you love me when you’re drunk
You only tell me you love me when you’re drunk

Y sí, evidentemente la cita de Mariano Rajoy es justo lo contrario de lo que se debería hacer siempre.

Más:

Happy Ballantine’s (III)

Cheap, never cheap…

“Todas las tragedias que me pasan las sublimo creando. Cuantas más adversidades ocurren, más creo, y más dinero saco. Últimamente lo que me interesa es hacerme millonario, por lo que prefiero no tener amor, ni ser feliz ni nada. Por ejemplo, voy a algún lado, veo a alguien que me gusta y que pasa total de mí… Entonces me voy a casa y compongo un ‘hit’”

Carlos Berlanga (1959-2002)

Artista: The Beautiful South
Canción: “Song for Whoever”, del disco “Welcome to the Beautiful South“ (1989)

Cagarse en el amor es un tópico tan manido y vacío como creer ciegamente en él. La afilada pluma de los ex-Housemartins Paul Heaton y Dave Rotheray iba mucho más allá.

The Beautiful South abrían su disco de debut con lo que en una primera escucha poco atenta parece un baladón insufrible, pero en realidad es una ácida y despiadada parodia sobre los escritores de canciones de amor o, más bien, sobre lo malos (en el doble sentido de la palabra) que suelen ser quienes se ganan la vida escribiendo sobre el amor.

Esta es la fábula desencantada sobre un cínico autor de canciones que utiliza a las mujeres como kleenex con la única motivación de inspirarse y compilar material para sus hits:

I love you from the bottom, of my pencil case
I love you in the songs, I write and sing

I love you because, you put me in my rightful place
And I love the PRS cheques, that you bring

Cheap, never cheap
I’ll sing you songs till you’re asleep
When you’ve gone upstairs I’ll creep
And write it all down

Oh Shirley, Oh Deborah, Oh Julie, Oh Jane
I wrote so many songs about you
I forget your name (I forget your name)
Jennifer, Alison, Phillipa, Sue, Deborah, Annabel, too
Jennifer, Alison, Phillipa, Sue, Deborah, Annabel, too
I forget your name

I love your from the bottom of my pencil case
I love the way you never ask me why
I love to write about each wrinkle on your face
And I love you till my fountain pen runs dry

Deep so deep, the number one I hope to reap
Depends upon the tears you weep, so cry, lovey cry, cry, cry, cry

Oh Cathy, Oh Alison, Oh Phillipa, Oh Sue
You made me so much money, I wrote this song for you
Jennifer, Alison, Phillipa, Sue, Deborah, Annabel, too
I wrote this song for you

Pues sí, por lo menos Don Juan tenía la más noble y desinteresada motivación del placer por el placer y el pasar el tiempo. Los poetas y los cantantes románticos (entiéndase, los que se forran con ello) son, en comparación, la encarnación del mal.

En la vida, como en el amor, nada es lo que parece a primera vista y para mí esta es, por su mala leche, la canción anti-san-valentín que las bate a todas, y uno de los ejemplos más divertidos en la música pop de la técnica del puñetazo con guante de seda.

Más:

Happy Ballantine’s (II)

Someone else’s world goes by
As my train runs through this night
Someone else’s rain comes down
But no rain can touch me now

Artista: The Magnetic Fields
Canción: “Smoke & Mirrors”, del disco “Get Lost” (1995)

Ah, el humo cegador, el humo inmaterial y etéreo, el humo que evoca y equivoca, el que encontramos en nuestros sueños, en las recreaciones plásticas del más allá… en ese “Smoke gets in your eyes”…

Pues sí, el amor es humo y de hecho esa es una de las metáforas más recurrentes en la poesía y en la canción para hablar de tan vaporoso tema. Sí, amiguitos, nos han estado vendiendo humo.

Y luego están los espejos. El juego de identidades y equívocos. El yo y el otro. Nuestro yo visto por la mirada del otro. Nuestra mirada reflejada en la del otro. El “J’est un autre” (el yo es otro) de Rimbaud.

Si juntamos el humo y los espejos, nos podríamos situar perfectamente en una discoteca cutre y barata (como la de la canción “Vuelve conmigo a Italia” de Hidrogenesse) y de hecho, cuando pienso en esta canción de Stephin Merritt, pienso en un antro nocturno:

Smoke and mirrors
Special effects
A little fear, a little sex
That’s all love is
Behind the tears
Smoke and mirrors

El amor es prestidigitación, efectos especiales, una función que representan dos personas en un entorno irreal:

We were foolish, you and I
But there’s no reason to cry
We put on a lovely show
But that’s all. I had to go

La función termina, una estación más en nuestro recorrido. Y vuelta a empezar.

I don’t know the stations’ names
I’ll spend my life on this train

Smoke and mirrors (Fumée et miroirs)
Special effects (effets speciaux)
A little fear (un peu de peur)
A little sex (un peu de sexe)
That’s all love is (sous les lârmes)
Behind the tears (l’amour n’est que ça)
Smoke and mirrors (de la fumée et des miroirs)

El cover que hizo de esta canción mi admiradísima Tracey Thorn (Everything But The Girl, Marine Girls) es igual de minimalista y conmovedor:

Más:

Happy Ballantine’s (I)

ballantinesAprovechando la semana de San Valentín (AKA San Ballantine’s), haré un humilde repaso a unas cuantas canciones pop que ofrecen una visión más inusual y un tanto desmitificada de ese eterno tema que es el amor. Difícilmente vamos a remediar el daño que han hecho en incontables almas cándidas tantas y tantas letras canciones (y películas y novelas… pero a mí me da más por analizar canciones). Pero es bueno comprobar cómo en el pop siempre se han ofrecido visiones sobre el amor a lo mejor no tan glamourosas pero sí más realistas.

Empezamos el repaso con “Bachelor Kisses” de los australianos The Go-Betweens, del disco “Spring Hill Fair” (1984).

Hey wait
Oh please wait
Don’t rush off
You won’t be late

El amor es un juego, pero no es tan fácil de jugar como dice la canción “Yesterday”. Las trampas del cerebro y de las hormonas te hacen ver espejismos y sentir por un momento que la felicidad está a la vuelta de la esquina…

…pero no naciste ayer y eres bien consciente de que estás besando al enésimo sapo en tu vida, y, puesto que ya se te está pasando el arroz, intentas por lo menos divertirte jugando con chicos/as malos/as (en el doble sentido de la palabra), pero con la precaución suficiente para no salir escaldado/a…

Hands, hands like hooks,
you’ll get hurt if you play with crooks

…y tienes bien presentes lecciones de vida ya aprendidas de desengaños previos…

The world of men
don’t mean a thing
when all they give you is a diamond ring

…y es aquí cuando acabas convirtiéndote en un/a coleccionador/a de besos y momentos memorables…

Oh won’t you save these bachelor kisses,
now, they’re for your brow

…pero manteniendo las expectativas a raya y intentando no engancharte, porque sabes que esas promesas son humo y se quedarán (como casi siempre) en nada:

Oh, don’t be slave to bachelor kisses,
now, they’ll break their vow

Besos solterones de sabor agridulce. Porque, a pesar de todo, si quieres tener posibilidades en la tómbola del amor tienes que mantener ese difícil equilibrio entre ingenuidad y realismo y apartar la tentación del cinismo:

Don’t believe what you’ve heard
“faithful” is not a bad word

Decía Grant McLennan (1958-2006) sobre su “Bachelor Kisses”:

“I’m sorry, if it sounds a courtly song but it’s not about that. I see a lot of infidelity around me most people involved in music are guilty of it in many cases. I see a lot of trust, promises being broken – I’m guilty of it myself. It’s about all the promises the world of men have made women as far as the future of their lives, security, the raising of children, and I’ve found it wanting. Not a unique thought.”

NME, 1984

O, como decía mi abuela: “Prometer hasta meter, y, después de metido, nada de lo prometido”.

Más: